A partir del próximo 11 de mayo, serán una realidad los nuevos límites en vías urbanas y travesías.
Este límite afectara a tu vehículo, ya que el coche sufre mucho más en ciudad, y sobre todo los vehículos diésel, el filtro de partículas y el embrague, que al circular en entornos urbanos constantemente, aumentan las probabilidades de que falle. El embrague del coche es una de las piezas que mayor desembolso implica, que se encarga de transmitir la potencia del motor hasta la caja de cambios, permitiendo, y realizar el cambio de marchas a la vez que absorbe las sacudidas de la transmisión.
Además de ser uno de los componentes más importantes del vehículo también es uno de los que más averías sufre. Para detectar posibles averías en el embrague hay que prestar atención a los ruidos que se producen al embragar, pues pueden indicarnos qué es lo que está fallando. La sustitución del embrague y su instalación es un proceso complicado, y su precio oscila, dependiendo del modelo del vehículo, desde los 500 hasta los 1.300 euros.
Pisar el embrague con el coche parado provoca fricciones internas que afectan al disco y a todas las piezas asociadas, provocando un desgaste anticipado. Es una de las conductas frecuentes calificada como ‘mal hábito’ que hará que se tenga que proceder a un cambio de embrague más habitual de lo que sería normal. Lo mismo sucede con aquellos conductores que circulan con el pie parcialmente apoyado sobre el pedal de este mecanismo. Si el pedal del embrague muestra un desgaste más acusado por el lado izquierdo, puede ser que el conductor suele llevar el pie descansando sobre ese pedal.
Podemos descubrir que el embrague está en mal estado cuando resbala. Esto sucede cuando circulamos en marchas largas a pocas revoluciones y aceleramos a fondo. Si las revoluciones del motor escalan pero la velocidad no, es el momento de pasar por el taller.
Otra de las indicaciones de alerta es que el pedal del embrague esté muy duro.